22 mar 2012

Golpe de Estado, 24 de Marzo 1979

24 de marzo Asume la Junta Militar. 
El 24 de Marzo en Argentina se conmemora el Golpe de estado de 1976, el último y más sangriento de la historia argentina y a las 30 mil víctimas del terrorismo de Estado.


Una quema de libros considerados "subversivos". 
El 24 de marzo de 1976 un golpe de Estado cívico-militar derrocó al gobierno constitucional de la presidenta María Estela Martínez de Perón e instauró una dictadura que gobernó la Argentina entre 1976 y 1983 a través de una Junta Militar encabezada por los comandantes de las tres Fuerzas Armadas: Jorge R. Videla (Ejército), Emilio E. Massera (Armada) y Orlando R. Agosti (Fuerza Aérea).Se autodenominó  “Proceso de Reorganización Nacional” y es por eso que suele ser referida simplemente como "el Proceso". 


Las Madres de Plaza de Mayo se formó entre las mujeres que reclamaban por el paradero de sus hijos. Comenzaron a marchar todos los jueves en 1977 y desde allí nunca pararon. 

Los golpistas tomaron al poder en un contexto de violencia creciente, caracterizado por acciones de terrorismo de Estado llevadas adelante por las Fuerzas Armadas y el grupo parapolicial Triple A y la actuación de organizaciones guerrilleras. 

La Junta Militar llevó a cabo una acción represiva en la línea del terrorismo de Estado conocida mundialmente como la Guerra Sucia, coordinada con las demás dictaduras instaladas en los países sudamericanos mediante el Plan Cóndor, que contó con el apoyo de los principales medios de comunicación privados e influyentes grupos de poder civil, la protección inicial del gobierno de los Estados Unidos y la pasividad de la comunidad internacional.  


Los organismos de derechos humanos comenzaron, durante la dictura militar, su intensa búsqueda por la verdad y la justicia. 
El gobierno secuestró, torturó y ejecutó clandestinamente a decenas de miles de personas, sospechadas de ser guerrilleros o activistas civiles sin relación con las organizaciones armadas y estableció centros clandestinos de detención para llevar a cabo estas tareas. Las personas detenidas en estos centros clandestinos fueron conocidos como «los desaparecidos» y gran cantidad de ellos fueron ejecutados y enterrados en fosas comunes o arrojados al mar desde aviones militares. Otro perverso mecanismo implementado fue el de la apropiación de los bebés de madres en cautiverio por parte de la misma estructura militar. De esos más de 500 niños apropiados, casi 100 ya han recobrado su verdadera identidad gracias a la labor de las Abuelas de Plaza de Mayo.




La política económica del Proceso de Reorganización Nacional quedó a cargo de los sectores civiles que promovieron el golpe de estado. Bajo el liderazgo del empresario y estanciero José Alfredo Martínez de Hoz, se puso en práctica una serie de reformas económicas radicales, siguiendo las nuevas doctrinas neoliberales de la Escuela de Chicago, que tendieron a desmontar el Estado de Bienestar, desindustrializar y concentrar la economía argentina y a fomentar el sector financiero y el campo. Socialmente, el Proceso se caracterizó por aumentar notablemente la pobreza, que alcanzó a un tercio de la población, cuando en las décadas anteriores la misma no había superado el 10%.  


En 1982 el gobierno militar emprendió la Guerra de Malvinas contra el Reino Unido. La derrota infligida provocó la caída de la tercera junta militar y meses más tarde la cuarta junta llamó a elecciones para el 30 de octubre de 1983, en las que triunfó el candidato de la Unión Cívica Radical, Raúl Alfonsín.
Los miembros de las tres primeras juntas del Proceso fueron enjuiciados por los delitos cometidos durante su gobierno, como consecuencia del Decreto 158/83 del presidente Alfonsín, que también creó la Comisión Nacional sobre la Desaparición de Personas (Conadep) para investigar las violaciones de derechos humanos ocurridas entre 1976 y 1983. Como resultado del Juicio a las Juntas, cinco de sus integrantes fueron condenados y cuatro absueltos. Los restantes responsables fueron enjuiciados en diversos procesos. En 1986 y 1987, a iniciativa del presidente Alfonsín, se dictaron las leyes de Punto Final y Obediencia Debida dando fin a los juicios por crímenes de lesa humanidad.

En 1989 y 1990 el presidente Carlos Menem dictó una serie de indultos que beneficiaron a los funcionarios del Proceso y a los jefes guerrilleros que continuaban judicialmente comprometidos. La situación de impunidad en Argentina determinó que los familiares de los desaparecidos buscaran apoyo en el exterior, por lo que desde 1986 se iniciaron procesos penales contra miembros de la dictadura militar en España, Italia, Alemania, Francia, por desaparecidos de esos países. En 2004 el Tribunal de la ciudad de Núremberg, Alemania emitió órdenes de captura y extradición contra Jorge Rafael Videla y Emilio Massera.

En 2003, tras iniciativas del Presidente Néstor Kirchner, las leyes de Punto Final y Obediencia Debida fueron derogadas por el Congreso de la República Argentina y los juicios se reabrieron, en tanto que la justicia comenzó a declarar inconstitucionales los indultos por crímenes de lesa humanidad que habían cometido los militares durante la última dictadura. En 2006 se han reabierto 959 causas penales, que siguen en marcha. En ese mismo año, se estableció el 24 de marzo como el Día Nacional de la Memoria y la Justicia y como feriado nacional a través de la Ley 26.085.






El Golpe De Estado De 24 De Marzo De 1976





Golpe De Estado (1976-1983)

Como todo hecho importante de la historia, esta última represión argentina, iniciada en el año 1.976, ha producido cambios en la forma de pensar de nuestra sociedad.
Tanto las Fuerzas Armadas como el Peronismo, se abstuvieron de tener en cuenta las garantías a las que cualquier ser humano tiene derecho, aún en los más terribles estados de emergencia.
Tal es así que el derecho a la vida, a la integridad personal, al proceso, a no sufrir condiciones inhumanas de detención y a no padecer de un acto de negación de la justicia y/o ejecución sumaria, fueron violados de una manera sistemática por la represión.

Los Montoneros
Los Montoneros estaban dirigidos por Mario Firmenich, quien tenía una ideología política definida, no estaba capacitado para estar al frente de este movimiento. Los montoneros pretendían transformarse en un ejército paralelo, pero al militarizarse cada día más, se alejaron de los peronistas y de la realidad. Se diferenciaban de los militares, porque su uso de la violencia no era indiscriminado.
Su estrategia se basó en hacer guerrillas urbanas y llegaron a ser uno de los movimientos terroristas más poderosos del mundo, ya que tenían su propia artillería, y eran asesorados por expertos europeos en la fabricación de sus armas.

Las Madres De Plaza De Mayo.
Ellas empezaron, les habían arrancado lo más sagrado: los hijos.

Son el símbolo de la violencia oculta, solapada, silenciosa, silenciada: Los Desaparecidos. Otro eufeminismo inventado por el proceso para eludir nombrar el crimen. Se luchaba contra la subversión, decían. Pero entre los 30.000 desaparecidos había bebés y chicos. Los desaparecidos aumentaban en proporción con la soberbia y el sentimiento de impunidad de los elencos gobernantes. Pocos creían entonces que tanto horror sea verdad. Las madres De Plaza De Mayo dijeron que si. Las primeras tumbas de NN dijeron que si. Las revelaciones de las actividades en la escuela de mecánica de la armada dijeron que si: era el horror. Hermanados en ese horror los generales Videla y Pinochet intercambiaban invocaciones a los padres de la patria y se alistaban para la guerra. Si, Era el horror. Aun no termino. De los ciudadanos depende que ese Horror no regrese NuNcA MáS a la argentina.

 El gol de los comandantes: ¿Cuánto nos costo el mundial?
Fue el gol de la dictadura militar, que quiso usar un deporte que es pasión de los argentinos.

Fue la decisión de un gobierno constitucional: hacer el XI mundial de fútbol. El gobierno militar no podía permitirse el lujo de anular lo que se esperaba como una fiesta. Y decidieron alzarse con todos los meritos. Invitaron a 25 millones de habitantes a jugar de argentinos, a desdeñar lo que ya se aseguraba en el exterior del país como verdad incontrastable: en la argentina había desaparecidos, campos de concentración... EL mundial se hizo, lo gano el              equipo argentino y lo festejo todo un país. Fue una fiesta en medio de la tragedia. No podía ser de otra manera. Más que soberbio, el gobierno se sintió apoyado. Pero cinco años mas tarde, con la misma alegría, la misma gente que festejo el mundial ganado festejaba el adiós a una dictadura. 

30 de marzo
Fue el 30 de marzo de 1982, la CGT convoco a una huelga general y la respuesta fue masiva. La argentina paró, y empezó a acabarse el silencio. La gente salio a la calle, grito consignas contra el gobierno militar por primera vez masivamente desde el 24 de marzo de 1976.

Así estallo, finalmente, el país el 30 de marzo de 1982. Fue el fin de ese país inaugurado en 1976. Un país en que pensar era peligroso, y proclamarlo más aun. Un país sin fantasías, sin huelgas ni manifestaciones, un país con mucho orden impuesto bajo amenazas y sospechas. Ese país en que salir a la calle daba miedo, el país documentos obligados, el de las bocas calladas. El 30 de marzo ese país estallo. La huelga general termino con la gente en la calle, con la violencia de quienes gritaban y la violencia mayor de quienes respondían a balazos y gases, con bastones, con golpes. Ahí empezó a morir el país de la represión.
   

La verdadera historia
Con la muerte de Perón de la escena política en julio de 1974 y la subida al poder de su esposa Isabel, la Presidente, los problemas de la Argentina de los 70 se agravaron. Comenzaba una época que conmovería al mundo entero por la crueldad y la sistemática violación de los derechos humanos que se sucederían.

La economía estaba al borde del colapso con una inflación del 335% en 1975. Pero el problema económico no llegó solo, sino acompañado por un importante aumento de la violencia en la política. La guerrilla continuaba con sus ataques al ejército y la policía, pero la derecha contestaba con organizaciones igualmente violentas como la Alianza Anticomunista Argentina.

La situación era crítica. En este contexto tuvo lugar el golpe de estado del general Jorge Videla, ésta, la dictadura mas terrorífica y sangrienta.

Tras ver con desaliento la decadencia del orden bajo el mandato de Isabel, la mayoría apoyó el golpe de 1976. Esto significa que el golpe no solo contó con apoyo militar, sino también con el de una parte importante de la sociedad que más tarde se daría cuenta de las consecuencias que trajo consigo el nuevo gobierno, y con el de la mayoría de los partidos políticos y la Iglesia.

Este gobierno se encargaría de los dos principales problemas: la maltrecha economía y, con especial virulencia, la crisis social que se respiraba en esos momentos.

El camino escogido por el general Videla y su gabinete no fue otro que la guerra sucia. Con esta guerra santa, como también es conocida, pretendía deshacerse de los elementos subversivos de la sociedad. Se lanzó una campaña contra los militantes políticos y sociales, haciendo uso de un terror mucho peor que aquel que decían combatir. Entre 1976 y 1983 —bajo el gobierno militar— miles de personas fueron arrestadas y desaparecieron sin dejar rastro.

El ejército comenzó a detener a los supuestos subversivos. Reconoció tener prisioneras a unas 3500 personas, pero en ningún momento habló de los treinta mil desaparecidos. El gobierno de Videla decidió que sería más práctico no detener a estos supuestos subversivos, sino hacerlos desaparecer con ayuda del ejército o guerrillas paramilitares que con total aprobación y consentimiento del gobierno pondrían en marcha este macabro plan de limpieza social.

Mientras, la guerrilla no dejó de actuar durante los años de la dictadura. Llevó a cabo diversos atentados. Pero la represión del gobierno no se centró únicamente en los miembros de la guerrilla, sino también en simpatizantes y otras muchas personas que nunca sabremos si eran totalmente inocentes.

Los operativos de secuestro manifestaban la precisa organización, a veces en los lugares de trabajo de los señalados, otras en plena calle y a la luz del día, mediante procedimientos ostensibles de las fuerzas de seguridad que ordenaban «zona libre» a las comisarías correspondientes. Cuando la víctima era buscada de noche en su propia casa, comandos armados rodeaban las manzanas y entraban por la fuerza, aterrorizaban a padres y niños, a menudo amordazándolos y obligándolos a presenciar los hechos, se apoderaban de la persona buscada, la golpeaban brutalmente, la encapuchaban y finalmente la arrastraban a los autos o camiones, mientras el resto de comando casi siempre destruía o robaba lo que era transportable. De ahí se partía hacia el antro en cuya puerta podía haber inscriptas las mismas palabras que Dante leyó en los portales del infierno: «Abandonad toda esperanza, los que entráis»

Nunca más se supo de los secuestrados. No estaban detenidos en las cárceles o en comisarías, no había ningún registro donde apareciesen sus nombres o paradero. Simplemente habían dejado de existir.

Más tarde se supo, por testimonios de supervivientes y asesinos, que muchos de los secuestrados, en su mayoría, eran encerrados en campos de concentración, torturados, violados y asesinados. También eran lanzados al mar durante las maniobras aéreas del ejército con peso en los pies para evitar que subiesen a la superficie. Tácticas horribles que acabaron con la vida de miles de personas.

Parte de los desaparecidos eran mujeres con hijos o embarazadas, los niños fueron arrancados de los brazos de sus padres, condenados a desaparecer, sin palabras y de forma violenta. Estos niños, arrancados de su identidad, fueron sometidos a un doble trauma: la desaparición de sus padres y la suya propia. Es evidente que el plan para hacer desaparecer a los niños consistía en mimetizarlos entre la población, anular su identidad y, en la mayoría de los casos, inscribirles como hijos propios de mandos de las Fuerzas Armadas. Los niños quedaban en manos de los represores que habían secuestrado o asesinado a sus padres.

Esta es la historia de muchas familias argentinas que adoptaron a sus hijos sin hacer preguntas y hoy se enfrentan a la verdad y en algunos casos a los tribunales por lo que se ha llamado restitución, es decir, la devolución de los niños a sus verdaderas familias

Pero la investigación no fue fácil. Recibieron amenazas de altos cargos del antiguo gobierno que les acusaban de querer despertar fantasmas del pasado y no dejar paso a la reconciliación de la sociedad argentina, todavía conmocionada.

Hoy en día se sigue luchando para superar las secuelas que dejó la dictadura militar en Argentina. En los años sucesivos a la implantación de la democracia en el país se constituyeron diferentes asociaciones, cuyo único objetivo es encontrar a los desaparecidos. La Asociación de Madres de Plaza de Mayo dedicada a la búsqueda de los hijos de los desaparecidos, es decir, sus nietos, que como ya hemos dicho, fueron arrancados de los brazos de sus padres, pequeños de corta edad o criaturas en proceso de gestación que vieron la luz en los campos de concentración habilitados por la dictadura militar.

Desaparecidos:   Para miles de familias argentinas, esta palabra se ha convertido en símbolo de una prolongada y dolorosa pesadilla.

No hay comentarios:

Publicar un comentario